domingo, 12 de abril de 2015

Elecciones: lo que interesa viene después de octubre

Ramón Ábalo

Poco sirve cantar victoria antes de tiempo, suelen afirmar los que dicen saber sobre futurología popular. Y esto viene a cuento con las sumas y restas previas de un proceso electoral como el que estamos pasando los argentinos. Y mucho más cuando aparecen elementos que aproximan a los presagiadores de futuro para afirmaciones que resaltan el ánimo de algunos y para otros lo achatan. Son por ejemplo, los resultados de elecciones adelantadas que se realizan en departamentos o pueblos más cercanos o más lejanos de las urbes donde realmente, en estas urbes, se juega el destino de las mayorías. Sin embargo, sirven para el juego de la margarita: me quiere, no me quiere, me quiere... o no me quiere.

Este domingo, en Salta hubo elecciones para candidatos primarios a gobernador y ganó el que representaba al Frente para la Victoria, por un margen de 12 puntos sobre su contendiente, Juan Carlos Romero del frente massista. Sin embargo éste va a impugnar los resultados, aduciendo fraude. Más allá -o más acá- vale la pena resaltar que el trotskismo representado por el Partido Obrero, sacó el 7,26 por ciento, más que la UCR-UNEN-PS, o sea un 6,6 por ciento.

Recordemos que el domingo pasado en una comuna de Córdoba, resultó ganador también el candidato del Frente para la Victoria. Y este domingo, en la comuna de Zapala, Neuquén, la actual intendenta, Soledad Martínez, fue reelegida para un nuevo período. Representa también al Frente para la Victoria.

Ganancioso en estas primeras instancia el Frente para la Victoria podríamos aventurar algunas reflexiones, pero no aseveraciones de resultados finales, que serán en octubre. Sin ningunear los que se están dando, y que se darán de hoy en más, dejamos de lado el intento lógico de postularnos como pitonisos. Es casi cursi lo que vamos a decir, por lo gastado que está el concepto, pero lo que se juega en este bendito país, en meses más, son dos modelos bien definidos en lo político, económico y social. Bien definidos y profundamente contradictorios. En medio, la suerte inmediata de millones de habitantes, tanto de nuestro suelo como de gran parte del resto latinoamericano. Y la elección es en término de clases por lo mismo que exige la profundidad de esas contradicciones. Para lo que viene inmediatamente después de octubre no valdrán las medias tintas, porque el conflicto está llegando a su máxima expresión. Si llega a imponerse la contra k, está claro que va a desempolvar el decálogo ultraliberal, conservador, derechoso y antipopular y antinacional. Y si es al revés, al kirchnerismo no le va a quedar más opción que profundizar lo que viene ejecutando y ello le exigirá que los recursos necesarios serán posibles si se le mete la mano en los bolsillos -o en las cajas fuertes- de los poderosos del dinero aquí en la Argentina.



PROGRESISMO O REVOLUCION

El progresismo tuvo, y tiene, inserción en los llamados partidos tradicionales. Tales el socialismo, el radicalismo y el peronismo. En este último, después del golpe del 55, en que fue desplazado del poder político en el Estado, ese progresismo se fue ideologizando hacia la izquierda, hacia posiciones que culminaron en la lucha armada, con un contenido muy profundo del marxismo, que alcanzó incluso a sectores cristianos. También estuvo, en esta impronta armada, en principio, el nacionalismo acompañado del oscurantismo católico, Así nació, de esta mescolanza ideológica en el peronismo una izquierda realmente revolucionaria, lo que también dio lugar al concepto de izquierda nacional, en contradicción con la tradicional izquierda devenidas, especialmente, del comunismo nacido en la Rusia soviética con su revolución marxista-leninista. Esa izquierda nacional que tiene un valor muy alto, en lo teórico, en lo que pensó, reflexionó en la obra del llamado Colorado Ramos, y otros como Raúl Scalabrini Ortiz.

Pero en el peronismo primero -1944-1955- el progresismo, no fue tal, sino el llamado populismo, tan denostado por la derecha liberal y entreguista. Populismo que en esa década transformó profundamente a la Argentina desde la soberanía política y social, como la nacionalización de la banca, la nacionalización del comercio exterior, la estatización de los ferrocarriles, la creación de la flota mercante, Aerolíneas Argentinas, el impulso a la industrialización para romper lo de país de tan sólo productor de materia prima, lo que significaba un estado de colonización total bajó la égida del poderío británico. El control de la producción en general de la pampa húmeda mediante juntas reguladoras y el poder exclusivo del comercio exterior. Y claro, una igual revalorización de los derechos humanos más vitales para la población mediante el derecho al trabajo, al salario digno, a la jubilación. Los derechos a la educación, en todos sus niveles para toda la población, sin exclusiones de clase, incluso en los institutos militares superiores, hasta ese momento bastión ideológico de la oligarquía vacuna.

Después de octubre, sin esperar diciembre cuando se hace el relevo, la realidad exigirá la primacía y su profundización del modelo nacional y popular. O el regresismo neoliberal, cipayo, antinacional y antipopular.

La resolución del dilema estará siempre en la voluntad y la acción popular. En su movilización permanente y apuntando a un enemigo que desde siempre tiene nombre y apellido en las corporaciones, en el poder mediático, en sectores de la justicia, de la economía, de las finanzas y en las políticas neoliberales.

La Quinta Pata

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